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Visita cooperación Museo de Ciencias Naturales de Berlín ​(2016)

El origen de la idea

Después de más de una década de permanecer en el territorio y de desarrollar la primera plataforma pedagógica –la Reserva Granja El Porvenir- decidimos emprender una compleja campaña para recuperar el Salto de Tequendama como patrimonio de los colombianos.

Para desarrollar este propósito, resolvimos convertir al eterno compañero del Salto, aquel antiguo edificio que fue construido como estación de tren y posteriormente abandonado, en el escenario pedagógico que permitiría divulgar, ante visitantes colombianos y extranjeros, la importancia  histórica y cultural del Salto de Tequendama y los servicios ambientales que prestan sus bosques de niebla. Así también, este espacio serviría para hacer públicas las problemáticas del territorio y encontrar soluciones a las mismas.

Hoy, Casa Museo Tequendama es una realidad gracias a los convenios de cooperación con organismos internacionales, y al esfuerzo, entusiasmo y trabajo desinteresado de muchos voluntarios de todas las edades y orígenes.

Los resultados han sido muy favorables: el Salto de Tequendama ha vuelto a ser noticia y cada vez son más los turistas que frecuentan el lugar, no atraídos por las leyendas urbanas de espantos locales, sino por la intención de aprender más sobre biodiversidad y cultura.

Primeros pasos hacia la restauración 

Hacia el año 2009, la Fundación GEP logró establecer contacto con los propietarios del antiguo Hotel del Salto para proponerles la iniciativa de restaurar el inmueble como Casa Museo Tequendama - Biodiversidad y Cultura. Luego de varios meses, se concretó la negociación.

En el año 2011, la arquitecta restauradora Claudia Hernández y su equipo de trabajo, donan su conocimiento y tiempo para realizar el levantamiento arquitectónico de la casa y la propuesta del proyecto de museo. Al trabajo de la arquitecta Hernández se sumó el del Ingeniero Luis Guillermo Aycardi,  quien desde su gran experiencia en el tema estructural, realizó los estudios necesarios para desarrollar el reforzamiento estructural del inmueble.

​Simultáneamente, se realizó la investigación relacionada con la historia y trayectoria del lugar, lo que permitió encontrar datos claves para determinar la clase de materiales y de elementos que hicieron parte de la construcción original del  antiguo Hotel.

Así, poco a poco y de la mano de estos expertos, el proyecto museal inicial fue tomando forma hasta convertirse en el 2016 en una realidad.


De una estación de tren a Museo

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Bosquejo Terminal del Sur en el Salto de Tequendama (1912)

Finalizando el siglo XIX, los esfuerzos del Estado colombiano se concentraron en la instalación de vías férreas que comunicaran todas las regiones y resaltaran el turismo nacional. Debido a la gran cantidad de turistas que frecuentaban el Salto de Tequendama, el presidente de la época, General Pedro Nel Ospina, ordenó la construcción de la línea sur del ferrocarril hasta el Salto. La edificación fue concebida originalmente para servir como estación de tren con servicio de hotel y vista sobre la catarata. 

En 1912 se conoció el primer borrador de lo que sería la Terminal del Sur, la cual se construyó con éxito entre los años 1923 y 1927. La estación ferroviaria permaneció al servicio de los usuarios del tren hasta mediados del siglo XX. Poco tiempo después, la casa fue utilizada como restaurante, el cual fue pronto reconocido por su elegancia y exclusividad, convirtiéndose en un lugar frecuentado por la alta sociedad bogotana. La imponente construcción, con alrededor de 1.470 metros cuadrados distribuidos en 5 niveles, cerró definitivamente las puertas al público hacia 1980 debido a la alta contaminación del río Bogotá. 

Luego de más treinta años de completo abandono, la casa se encontraba en estado avanzado de deterioro. Hoy, Casa Museo Tequendama es visitada por turistas de todas las regiones del país, curiosos por conocer sobre la historia del lugar y su recuperación.

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